BLos biofiltros de BIONIK suelen consistir en un lecho de corteza o madera de raíz que sirven de soporte físico para las bacterias y microorganismos que se encargan de eliminar los contaminantes del aire. Un requisito previo para el uso de un biofiltro es que las sustancias nocivas sean hidrosolubles, biodegradables y estén en concentraciones no tóxicas para los microorganismos.

El funcionamiento de un biofiltro se basa en el principio de la oxidación biológica. El aire bruto pasa a través del medio filtrante, donde se encuentra con los cultivos microbianos de bacterias y hongos. Los microorganismos utilizan los compuestos contaminantes del aire como fuente de alimento o energía y los convierten en dióxido de carbono, agua u otros compuestos inocuos.

Las principales ventajas de los biofiltros son su bajo consumo energético y su sostenibilidad. A diferencia de otras tecnologías de tratamiento de aire, como la adsorción o la incineración, la oxidación biológica no produce calor residual ni contaminantes secundarios. Esto significa que los biofiltros son una opción respetuosa con el medio ambiente que puede ayudar a reducir la huella ecológica de los procesos productivos industriales.

Otra ventaja de los biofiltros es su flexibilidad. Los biofiltros pueden utilizarse para eliminar una amplia gama de sustancias problemáticas. Después de un cierto tiempo tras la puesta en marcha, la población de microorganismos se adapta por selección a su respectivo alimento: los contaminantes que hay que eliminar.

En comparación con otros métodos, el proceso de tratamiento no necesita productos químicos ni otros aditivos. Sólo es necesario garantizar que el aire de entrada esté acondicionado para satisfacer las necesidades de los microorganismos. Además, los biofiltros suelen ser fáciles de instalar y de funcionamiento fiable, lo que reduce su coste en comparación con otras tecnologías de tratamiento de aire

El lecho de relleno es atravesado por el medio gaseoso que hay que limpiar, mientras que desde arriba se rocía uniformemente con una solución de agua y nutrientes el líquido de lavado. Ésta solución, biológicamente activa , gotea a través del lecho empaquetado, se recoge debajo del bioreactor y se bombea de nuevo a las boquillas de pulverización en un circuito cerrado. Para mantener la calidad del líquido de lavado, se descarga una pequeña parte según sea necesario y se sustituye por nueva solución de agua/nutrientes, en un proceso totalmente automatizado.

En comparación con otros sistemas biológicos de tratamiento de aire, como los biofiltros, un biofiltro percolador tiene la ventaja de que es adecuado para cargas contaminantes más elevadas. Los biofiltros percoladores son muy flexibles de utilizar y pueden adaptarse más rápidamente a diferentes cargas contaminantes y volúmenes de aire. También requieren menos espacio y pueden acomodarse en plantas más compactas.

Además, los biofiltros percoladores tienen una ventaja en las reacciones que dan lugar a productos finales de reacción no deseados, como sales o ácidos, ya que éstos pueden eliminarse más fácilmente del biorreactor que en el caso del biofiltro convencional.

Como líquidos de lavado se utilizan agua o álcalis diluidos, ácidos y agentes oxidantes. Una buena transferencia de materia requiere una gran superficie de contacto, que se genera dentro del lavador mediante la creación de gotitas de líquido con los difusoires de ducha y mediante la utilización de materiales de relleno inertes con una alta superfícia específica.

Por regla general, se instala un separador de gotas después de la etapa de lavado para minimizar la pérdida de líquido de proceso.

Los lavadores son capaces de eliminar una amplia gama de contaminantes, por lo que se utilizan en muchas aplicaciones diferentes. Las aplicaciones típicas son la limpieza del aire de los procesos de producción que contienen contaminantes como compuestos de azufre, orgánicos e inorgánicos, y compuestos nitrogenados como amoníaco o aminas.

El uso de lavadores reduce las emisiones nocivas y minimiza la contaminación ambiental. Además, también pueden ayudar a reducir los costes de tratamiento de aire y de gases residuales en procesos de varias etapas, al utilizarse como etapa previa para reducir la cantidad de contaminantes para la tecnología de afino posterior.

En la depuración de aire y de gases residuales, el carbón activo se utiliza, por ejemplo, como adsorbente para eliminar compuestos orgánicos volátiles (COVs) en forma de disolventes, productos de limpieza o vapores de gasolina, para descomponer el sulfuro de hidrógeno y el dióxido de azufre o para eliminar sustancias olorosas.

Las ventajas particulares del carbón activo son su gran eficacia y su versatilidad para limpiar una amplia gama de contaminantes en baja concentración. Esta tecnología es relativamente fácil de utilizar y sólo requiere unos costes de mantenimiento reducidos. Además, el carbón activo se utiliza en combinación con otras tecnologías para lograr una eficacia de limpieza aún mayor.

Otra ventaja del carbón activo es que se trata de una tecnología sostenible y respetuosa con el medio ambiente. El carbón activo es un recurso renovable y puede producirse a partir de diversos materiales orgánicos. Además, los filtros de carbón activo usados suelen poder regenerarse y reutilizarse, lo que reduce la necesidad de carbón activo nuevo y, por tanto, el impacto ambiental.